El Anteproyecto de Ley de Residuos abre el camino a la trasposición de unas directivas europeas de lo más ambicioso en materia de residuos y la Alianza Residuo Cero dibuja un camino plausible de diez hitos para llegar a 2030 siendo una sociedad sostenible, sana y circular.

Se trata de un escenario en el que todas las medidas están recogidas en la legislación europea y ya están funcionando a pequeña escala en muchos lugares, por lo que solo la voluntad política nos separa de ese futuro en 2030 sin residuos.

“La única diferencia entre la utopía y la realidad es la voluntad política para transforma la primera en la segunda”, concluye el director de Zero Waste Europe, Joan Marc Simon, en su último libro Es el plástico, estúpido. Y precisamente esa es la situación en la que se encuentra España ahora mismo, en pleno proceso de transposición de las tres directivas del Paquete de Economía Circular (Residuos, Envases y Residuos de envases y vertederos) y de la directiva sobre los Plásticos de un solo uso. La ambición política de la vicepresidenta Teresa Ribera y del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, empezando por el recién aprobado anteproyecto de ley de residuos, marcará si durante la próxima década caminamos hacia una sociedad sin residuos y una economía circular real o continuamos ancladas en un modelo de producción y consumo basado en el ‘usar y tirar’ y dañino tanto para las personas como para nuestro entorno.

Ante este escenario, la Alianza Residuo Cero ha presentado una h oja de ruta con diez hitos clave que nos lleven a un 2030 en el que España sea un referente en materia de sostenibilidad en cuanto a gestión de residuos. Se tratan de objetivos que ya recoge la legislación europea y que se pueden alcanzar con instrumentos que ya están funcionando con éxito, a pequeña escala, en muchos lugares del continente.

  • Reciclaje y reutilización de, al menos, más del 60% de los residuos domésticos
  • Máximo de un 10% de vertido e incineración de los residuos domésticos
  • 15% reducción, como mínimo, de los residuos generados actualmente
  • Desaparición del 80% de plásticos de un solo uso (con excepción de los que tienen un uso sanitario)
  • Recogida separada de más del 80% de la materia orgánica mediante quinto contenedor cerrado o ‘puerta a puerta’
  • Reducción del 50% del desperdicio alimentario
  • Reutilización de envases para bebidas de al menos un 70% mediante Sistema de Depósito
  • Reutilización del 30% de productos menstruales, pañales y toallitas húmedas
  • Reutilización de un 50% del textil puesto en el mercado.
  • Prohibición del uso de sustancias tóxicas en los envases de alimentos y otros materiales que estén en contacto con los alimentos durante su producción y/o almacenamiento.

A través de la citada hoja de ruta, los portavoces de la Alianza Residuo Cero han detallado las acciones fundamentales a adoptar en materia de prevención, reducción y preparación para la reutilización de los residuos y han definido como clave la puesta en marcha de instrumentos económicos como los impuestos a los plásticos de un solo uso, la aplicación global de la Responsabilidad Ampliada al Productor, la recuperación de los envases retornables o los cánones al vertido y la incineración. Con el despliegue de todas estas herramientas, la separación selectiva en origen permitirá la práctica recuperación de todos los materiales puestos en el mercado y por lo tanto su reaprovechamiento continuo en los diferentes ciclos productivos.

En 2030, la calidad de nuestro aire puede ser mucho mayor y las emisiones asociadas a la gestión de los residuos mucho menor. En 2030, la opción prioritaria pueden ser las tiendas y supermercados sin envases de un solo uso y la reutilización de la mayoría de envases de bebidas, productos de higiene o textil. En 2030, la mayoría de la ciudadanía puede estar consumiendo alimentos de origen urbano y periurbano cultivados con compost de calidad y las cadenas de suministro pueden ser locales generando puesto de trabajo verdes. En 2030, conceptos como el desperdicio alimentario o la obsolescencia programada pueden estar completamente en desuso. En 2030, podemos estar viviendo en casas hechas con materiales renovables, reparables y libres de tóxicos.

En 2030, España puede ser un lugar mucho más sano, limpio y justo socialmente. Solo necesitamos voluntad política para lograrlo.

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